Originalmente, este cabecero venía con un tapizado impreso con motivos florales, fijado a base de tachoneado. Ahora tiene un acabado mucho más pulcro gracias al tejido uniforme llevado al borde con doblez.
La pintura ha sido restaurada, devolviéndole su esplendor y resaltando los volúmenes mediante lijado a mano, con cuidado en cada detalle. Tiene un acabado en agua de tinte para darle ese toque envejecido que tanto favorece al mobiliario romántico.